martes, 28 de septiembre de 2010

Multado por pobre

El despertador sonó marcando su rutina a las 5.30 de la mañana. Después de 25 años la relación con el tiempo se hacía cada vez más densa, y apuntaba como todas las relaciones, al cansancio y al hastío. Se sentó en el borde de la cama y miró aquel diminuto objeto de la mesita que lo sacaba todas las mañana de la cama, con la poca luz que entraba por su ventana observó a su mujer abrazada a la almohada. En la oscuridad buscó sus zapatillas y se incorporó acompañado del sueño que aún tenía entre los ojos y caminó hacia la ducha para despejarse. Con sólo pensar en la empresa el café recién hecho se le ahogaba en la garganta. Nada iba bien. Había que vender a toda costa, pero la venta se desplomó rompiendo todas las estadísticas, y apareciendo los daños colaterales: los despidos.

La noche se agotaba en su reloj y de camino a la furgoneta pensó que pronto saldría el sol. En la calle respiró el olor dulzón que despedía la fábrica de galletas pellizcándole el estómago. Al abrir la puerta de la furgoneta para entrar en ella, ésta quedó tan descolgada que la tuvo que sujetar con ambas manos y cerrarla tras de sí. Antes de arrancar se quedó unos segundos asimilando la frialdad del interior.

El verano había sido como un desierto, mucha calor y pocos habitantes en la ciudad, poca venta, poco dinero, pocos recursos, muchos gastos muchas facturas y una gran avería. Los bolsillos vacios, rotos o remendados y cada día comenzar de nuevo. Ahora se culpaba a los productos de pastelería y bollería de la obesidad infantil y por tanto la publicidad visitaría guarderías, colegios e institutos. Contra eso nada se podía hacer.



Arrancó , se incorporó a la carretera y a su camino de autónomo hasta la empresa, allí como cada día cargaría su furgón y visitaría a sus clientes; personas que al frente de un negocio manifestaban su inquietud ante el futuro incierto que les deparaba el comercio en semejantes circunstancias de crisis. En otros establecimientos aguardaban otros comerciales en la zona de carga y descarga, así que avanzó un poco más y estacionó su vehículo invadiendo la acera por unos minutos. Desde hacía unos meses odiaba su trabajo, las calles estrechas, las obras en la ciudad, el tráfico, las distancias… Y mañana huelga general, un día sin trabajo.

Sonó el teléfono móvil. Su madre le contó que su hermano se mudaría con toda la familia ya que no podía hacer frente al alquiler de su vivienda y estaban acondicionando la casa para ellos. Le pedía que el día de la huelga se acercara a echarles una mano. Colgó y caminó cabizbajo hasta la furgoneta. Al subir observó un papel sobre el parabrisas. Descubrió que era una multa por mal estacionamiento. Con el teléfono todavía en la mano llamó a su mujer buscando algún refugio, algo verdadero a lo que sujetarse.






-Te han multado por ‘pobre’, míralo como una metáfora. Esta crisis por sí sola es una gran multa para todos los pobres, por estar mal estacionados o mal ubicados o somos muchos.-la oyó resoplar- Y mañana vas de huelga… - le dijo su mujer antes de colgar.



(Las fotos son sacadas de google)

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Anónimo

En primer lugar tengo que decir que como mujer, en este asunto no sea absolutamente objetiva, pero trato de ser objetiva basándome en el razonamiento. En mi entrada sólo he expuesto un poema inspirado en el/la burka y lo he acompañado de un poco de historia de cómo surgió esta prenda, ahora impuesta por los talibanes y que continúa a pesar de la invasión de EEUU en Afganistán. Ahora bien, tu comentario ha supuesto un debate porque has ampliado el campo de visión a este respecto, por eso voy a tratar de matizar algunos conceptos que has comentado. La cultura es como una atmósfera que se respira y nos vamos empapando de ella, por tanto no sé cuándo la cultura se hace religión o cuándo la religión pasa a ser un rasgo cultural o cultura en sí misma. Por ejemplo en la ablación del clítoris a las niñas en África no existe un motivo religioso para que se haga semejante aberración pero si existe miles de creencias culturales a este respecto. A las niñas pequeñas se les dice de pequeñas que de no ser mutiladas no crecerán y serán siempre pequeñas. Otra creencia es que si no se respeta esta creencia la langosta proliferarán en la zona, la lluvia dejará de caer y la sequía se adueñará del país. También se les dice que si no acceden a la extirpación quedaran tan insatisfechas con su vida que se harán prostitutas. De este modo son las propias mujeres las que deciden acatar estas creencias culturales. Y si les preguntas dirán que es un rasgo cultural. ¿Pero deciden libremente hacerles esa mutilación a sus hijas, nietas, niñas en general? Visto desde fuera parece que ellas son libres de seguir ejerciéndola, ¿pero realmente lo son?. Creo que no puedo entenderlo dado que procedo de una cultura eurocentrista y está lejos de mi campo de actuación.

Ahora si vamos a la chica estudiante con el burka negro que no parecía afectada por llevarlo, y añado el comentario del moro tuerto el cual dice que cubrirse es un triunfo de la virtud, de la virtud femenina en este caso, esta afirmación lleva a pensar que si esa mujer o cualquier otra no está cubierta no será una mujer virtuosa y por lo tanto puede dar pie a cualquier agresión verbal o física, y desde esta perspectiva y con los elementos que has expresado cualquier mujer se lo pondría voluntariamente si peligra su seguridad personal.

La historia del velo es distinta. Yo tengo una amiga marroquí, musulmana, casada con un español cristiano, y ella me dijo que el velo lo imponía el padre de familia. En su caso comentaba que su padre era un hombre muy liberal y no obligaba a sus hijas a ponerse el velo, así que ella no se lo ponía pero que una hermana suya libremente accedió a ponérselo.

Respeto la decisión personal de una mujer de ponerse o no ponerse lo que quiera, pero que lo haga con toda la libertad del mundo, algo que en muchas ocasiones se convierte en cultura y la cultura empapa y al final nos creemos que somos libres de elegir cuando estamos prisioneros de creencias y supersticiones.

En cuanto a la gorra decir que no es un símbolo cultural, es algo relativo, para los raperos es una prenda que los define en tanto que se hace símbolo pertenece a una cultura rapera, en mi opinión es una subcultura pero ahí está. Imagina que un grupo de chicos raperos deciden ir al colegio con sus respectivas gorritas incluso dentro de la clase, ¿sería ético dejarlos? Hay que tener en cuenta que para ellos es un rasgo cultural que los define como una tribu social.

Como he dicho antes las religiones deberían estar fuera de los colegios, y cada cual practique la religión que libremente elija en su casa, en su entorno familiar pero no en los colegios. Además si hay protocolos de actuación cuando se viaja a los países islamistas por parte de las mujeres que los visitan, del mismo modo debería haber un protocolo de actuación en estos temas. Que la vicepresidenta se cubra con un velo cuando tiene una reunión con dirigentes islámicos, sin profesar la religión musulmana me parece una falta de respeto a la libertad de la mujer en estos encuentros.

No estoy de acuerdo para nada en tu último párrafo cuando dices que se presenta siempre a la mujer como víctima, o que el mensaje es siempre victimista. La realidad es que la mujer a nivel mundial es una víctima de múltiples atrocidades, podría darte ejemplos pero te recomiendo un libro titulado: EL LIBRO NEGRO DE LA CONDICION DE LA MUJER dirigido por Christine Ockrent, tiene 985 páginas. Después que lo leas me dices si la mujer no es una víctima a nivel mundial.

Con respecto a la prostitución, debo decirte que si una mujer elige libremente hacer una transacción económica con su cuerpo y decide convertirse en un objeto sexual con precio incluido nada puedo decir al respecto. Desconozco estadísticas de mujeres prostitutas autónomas, pero en general la prensa si hace noticia de redes de prostitución y contrabando de mujeres de otros países que no eligen libremente su situación y se convierten en esclavas sexuales. También desconozco la diferencia entre la prostitución femenina y la masculina, estos que se hacen llamar ‘chaperos’, pero a grosso modo y visto desde fuera la autonomía no parece la misma.

Por último darte las gracias por expresar tus pensamientos libremente aunque deba decirte que no los comparta y necesite aclarar todas estas cosas desde mi punto de vista.

Y recomendarte una pelicula que tal vez ya la hayas visto, se titula 'Persépolis'.

Saludos.




martes, 21 de septiembre de 2010

BURKA


Y naciste con la sentencia

del dedo acusador,

de ese hombre que es tu padre,

tu marido o tu hermano.


Eres culpable de llevar el soplo

de la vida,

de callar cuando la sangre te hace

impura,

culpable de amamantar el futuro

con tus pechos,

culpable de mirar con otros ojos

la luna y su horizonte.


Por eso te envuelven entre paredes

de algodón

en tu cuarto de castigo;

te tapan con tela de cortina

igual que una pared sin ventana

para que no llegue la luz de fuera

que es tu calle prohibida,

tu paso acordonado

y tu amor en la penumbra.


HISTORIA

La burka comienza a vestirse entre los años 1901 y 1919 durante el reinado de Habibulla. Este rey celoso de su propiedad femenina que ascendía a doscientas hermosas mujeres en su harén decide imponer esta vestimenta a sus princesas para que otros hombres no se vieran tentados y la belleza no traspasara las puertas del Palacio. Muchas princesas eran cubiertas por burkas bordados con hilo de oro. Esta prenda salió de palacio y se puso de moda entre las mujeres de clase alta para protegerse de la mirada del pueblo. Y alrededor de los años cincuenta su uso se extendió al país entero.

En 1992 los fundamentalistas llegan al poder, entrenan a los talibanes, quienes desde el 1996 ordenan la utilización obligatoria de esta prenda. A partir de aquí, cubrir a las mujeres con esta vestimenta ha supuesto que no llegue hasta ellas, ni la educación, ni la sanidad, ni la cultura, ni el trabajo, ni la libertad.

La maternidad Malalai parece una isla en este mundo de locos al estar rodeada de un muro de cemento construido por los talibanes, con dos ventanucos diminutos. Al otro lado del muro acampan los hombres, hablan a través de los ventanucos con sus mujeres como si la maternidad fuera un acto abstracto que no perteneciera a la humanidad. Una vez que han nacido los hijos, estos no crecen bajo el calor de la madre ni con la mirada protectora de ella, es la burka quien amamanta a estos niños, rompiendo cualquier lazo con la madre.

Los jóvenes que trabajan en el Ministerio de la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio patrullan la ciudad con látigos y palos buscando entre las mujeres alguna uña esmaltada, alguna pierna sin pantalones, alguna carcajada, o todo aquello que no se considere decente en una mujer.

El adulterio está castigado con la lapidación. El 87% de las afganas afirman ser víctimas de violencia de género. Y lo lamentable de esta situación es que los años de invasión de Estados Unidos en Afganistán no ha propiciado ninguna mejoría sobre los derechos humanos con respecto a las mujeres.

Tal vez si le contáramos esta historia a Scherezade la protagonista de las ‘Mil y una noches’ pensaría que en un siniestro cuento, pero tristemente la realidad supera con creces la fantasía.